ENTRE LAS DOS MÁRGENES DEL RÍO BRAVO CORREN LAS MISMAS AGUAS*
*Este artículo fue una exigencia de la asignatura Cultura Hispanoamericana I/Tercera evaluación. 2013.1. Curso: Letras/Español – UFRN – CCHLA – DLLEM, ministrada por el Prof. Dr. Gerardo Andrés Godoy Fajardo
Alumna : Inês Alves da Mota
La historia de Hispanoamérica
fue, desde el “descubrimiento”, marcada por un largo proceso de
colonización, explotación de sus riquezas y por la subyugación de
sus pueblos. Tras la independencia, además de la Metrópoli
española, las ex-colonias mantuvieron relaciones con varios países
de Europa, tanto de carácter económico, manteniendo el suministro
de materias primas e importación de manufacturas extranjeras, como
de carácter político, con el interés que tenían las naciones en
expandir los territorios.
Estados Unidos también asumieron el papel de Metrópoli en Latinoamérica. Fueron
varios los momentos y distintos los contextos en que este país cruzó
el camino de América Latina y ha cambiado, de una u otra manera,
sus destinos.
Recordemos que los primeros movimientos por la
independencia de las colonias hispanoamericanas
tuvieron como uno de los
precursores el venezolano Francisco de Miranda (sin olvidarnos Túpac
Amaru), inspirado por el proceso de independencia de los EEUU. Su
iniciativa influenció sobremanera los movimientos subsecuentes
encabezados por varios líderes, entre ellos Simón Bolívar y José
de San Martín, entre los años de 1810 y 1825.
Cuando México se independizó, de pronto se convirtió en el Primer Imperio Mexicano. Pero, no logró éxito y pocos años después, con el apoyo de los EEUU fue proclamado República. Sin embargo el proyecto de un Estado monárquico independiente había siempre estado presente en los ideales de la nación y en 1864 Maximiliano III fue coronado Emperador del Segundo Imperio Mexicano. Esa monarquía sólo perduró por tres años, cuando el ex-presidente Benito Juárez, apoyado por los EEUU, organizó un movimiento que depuso al emperador y volvió a restaurar la República. La intervención de los EEUU tenía como principal motivación, además del interés comercial y de la inversión de capital, el hecho de que una monarquía cerca de sus territorios podría perjudicar su ambiciosa política de expansión comercial y territorial.
Cuando México se independizó, de pronto se convirtió en el Primer Imperio Mexicano. Pero, no logró éxito y pocos años después, con el apoyo de los EEUU fue proclamado República. Sin embargo el proyecto de un Estado monárquico independiente había siempre estado presente en los ideales de la nación y en 1864 Maximiliano III fue coronado Emperador del Segundo Imperio Mexicano. Esa monarquía sólo perduró por tres años, cuando el ex-presidente Benito Juárez, apoyado por los EEUU, organizó un movimiento que depuso al emperador y volvió a restaurar la República. La intervención de los EEUU tenía como principal motivación, además del interés comercial y de la inversión de capital, el hecho de que una monarquía cerca de sus territorios podría perjudicar su ambiciosa política de expansión comercial y territorial.
Esta intervención directa de los EEUU sobre
la política de otros países constituye al mismo tiempo la infame
política intervencionista de
los Estados Unidos y refuerza la
ideología del destino manifiesto,
con el sentimiento de que ese país debe tutelar sus vecinos
americanos. Esto va a marcar la relación entre las culturas
angloamericana e iberoamericana.
Otra fuerte influencia de los EEUU sobre América Latina fueron las manifestaciones y las revueltas de los trabajadores de Chicago (La Revuelta de Haymarket), a mediados del siglo XIX. Esto influyó sobremanera en las luchas del proletariado urbano y rural en América Latina. Estos movimientos intensificaron las luchas por mejores condiciones laborales y los trabajadores se organizaron, promoviendo manifestaciones y huelgas generales, bien como creando organizaciones clasistas.
Los “diversos encuentros de la región hispánica con los Estados Unidos” siguen en el siglo XX, aumentando cada vez más nuestra dependencia. Y en ese período el capital europeo ya no era lo que monopolizaba, sino el estadounidense que interfería en varios sectores. De esa forma los EEUU se apropian de la riqueza petrolífera de México, de las minas de Chile, de las riquezas de Cuba y de las de varias islas caribeñas.
En estos “encuentros” (no deseados por los “anfitriones”), los Estados Unidos, del inicio a mediados del siglo XX, imponen su hegemonía e invaden varios países: Cuba, de 1901 hasta 1933. (Respecto a Cuba, años después, en 1961, mientras este país desarrolla su revolución, adoptando medidas para convertirse una nación socialista, los Estados Unidos atacan el país, pero son derrotados, generando el bloqueo comercial que ya subsiste por más de medio siglo.) Ocupan aún Puerto Rico, Panamá (adueñándose de parte del territorio de este país para la construcción del canal y de la cobranza de la circulación de mercancías); ocupan República Dominicana, Haití y Nicaragua.
Mientras el crecimiento de varios sectores fabriles fomentaban la industrialización latinoamericana, los Estados Unidos sacaban provecho con el comercio de sus máquinas pesadas para la producción manufacturera en América. Los EEUU se convirtieron entonces en la Metrópoli de las antiguas colonias hispanoamericanas y pasaron a explotarlas, comprando las materias primas y exportando sus productos industrializados.
Otra fuerte influencia de los EEUU sobre América Latina fueron las manifestaciones y las revueltas de los trabajadores de Chicago (La Revuelta de Haymarket), a mediados del siglo XIX. Esto influyó sobremanera en las luchas del proletariado urbano y rural en América Latina. Estos movimientos intensificaron las luchas por mejores condiciones laborales y los trabajadores se organizaron, promoviendo manifestaciones y huelgas generales, bien como creando organizaciones clasistas.
Los “diversos encuentros de la región hispánica con los Estados Unidos” siguen en el siglo XX, aumentando cada vez más nuestra dependencia. Y en ese período el capital europeo ya no era lo que monopolizaba, sino el estadounidense que interfería en varios sectores. De esa forma los EEUU se apropian de la riqueza petrolífera de México, de las minas de Chile, de las riquezas de Cuba y de las de varias islas caribeñas.
En estos “encuentros” (no deseados por los “anfitriones”), los Estados Unidos, del inicio a mediados del siglo XX, imponen su hegemonía e invaden varios países: Cuba, de 1901 hasta 1933. (Respecto a Cuba, años después, en 1961, mientras este país desarrolla su revolución, adoptando medidas para convertirse una nación socialista, los Estados Unidos atacan el país, pero son derrotados, generando el bloqueo comercial que ya subsiste por más de medio siglo.) Ocupan aún Puerto Rico, Panamá (adueñándose de parte del territorio de este país para la construcción del canal y de la cobranza de la circulación de mercancías); ocupan República Dominicana, Haití y Nicaragua.
Mientras el crecimiento de varios sectores fabriles fomentaban la industrialización latinoamericana, los Estados Unidos sacaban provecho con el comercio de sus máquinas pesadas para la producción manufacturera en América. Los EEUU se convirtieron entonces en la Metrópoli de las antiguas colonias hispanoamericanas y pasaron a explotarlas, comprando las materias primas y exportando sus productos industrializados.
Además de eso, se desencadena el conflicto
entre México y Estados Unidos entre los años de 1846 y 1848. Esta
disputa formaba parte de la práctica de la política expansionista
norteamericana. Al término de la guerra, México perdió gran parte
del norte de su territorio (un 55%). Esas regiones comprenden los
actuales Estados americanos de California, Texas, Nuevo México,
áreas del Estado de Arizona, Colorado, entre otros.
Por lo tanto, el primer movimiento para la aproximación ocurrió primeramente por parte de los EEUU, que se lanzaron en busca de lucros y ganancia en nuestra América Latina. Hoy en día el movimiento se invierte. Los “latinos” se sienten volviendo a las tierras que eran suyas. Ellos se sienten en “su América”. Hasta los nombres de algunas ciudades del sur de los EEUU son en el idioma español: San Diego, Santa Bárbara, San Francisco, Los Ángeles etc.
Por lo tanto, el primer movimiento para la aproximación ocurrió primeramente por parte de los EEUU, que se lanzaron en busca de lucros y ganancia en nuestra América Latina. Hoy en día el movimiento se invierte. Los “latinos” se sienten volviendo a las tierras que eran suyas. Ellos se sienten en “su América”. Hasta los nombres de algunas ciudades del sur de los EEUU son en el idioma español: San Diego, Santa Bárbara, San Francisco, Los Ángeles etc.
Los mexicanos entienden que tienen derecho a
los territorios que les fueron tomados y los “quieren de vuelta”.
Intentan “regresar” porque allá parece haber más oportunidades
de trabajo; una vida mejor. Esa sensación de retorno tiene más
sentido si considerarnos la noción de pueblo-testigo,
pues los mexicanos, en su identidad, siendo descendientes de los
Aztecas, se sienten retornando a la tierra de sus antepasados.
Para llegar a los Estados Unidos, los mexicanos
deben atravesar una frontera territorial que los pone en situación
limítrofe, perseguidos por una implacable policía. Se quedan en
condición ambigua en un país que al mismo tiempo necesita su
trabajo y que los reniega y los ve como intrusos, acusados de ocupar
las plazas de trabajo que pertenecen a los “verdaderos americanos”.
Sin embargo, ese argumento contradice el hecho de que los empleos
ocupados por los latinoamericanos son generalmente menospreciados y
repudiados por los estadounidenses: hotelería, agricultura,
servicios hospitalarios y domésticos etc.
La situación que se generó es de dependencia
mutua. Hoy en día, los EEUU necesitan trabajadores latinos y estos
carecen de trabajo para sobrevivir y mantener sus familias. Es
gracias a la mano de obra barata “latina” que los EEUU son hoy
una superpotencia.
Pero la cultura hispanoamericana estuvo
presente en los Estados Unidos antes de estos problemas fronterizos.
Los EEUU siempre tuvieron una vena hispanoamericana. Hay muchos
descendientes de los que vivían en las regiones anexadas de México.
Este contingente étnicamente diferenciado se amplía con la
consolidación de comunidades formadas por mexicanos que llegaron
después y sus descendientes nacidos en los Estados Unidos, los
chicanos.
En todo este proceso, las culturas siguen
oponiéndose entre sí e influenciándose entre ellas. La cultura no
es estática, está siempre cambiando. La cultura de los Estados
Unidos absorbe la cultura hispana
y ésta la de los EEUU,
desarrollándose con sus características propias en las artes: la
literatura, la música, la pintura,
el teatro y otras áreas, siempre manteniendo
la exuberancia de los colores y
de los tonos, para mantener y marcar su identidad cultural.
El encuentro de pueblos implica encuentro de culturas, y el encuentro de culturas se hace con mezcla e interferencias mutuas. El catolicismo hispánico, más propicio a mezclarse con mitos y ritos de otros pueblos (en este caso, indígenas y africanos), se encuentra con el protestantismo puritano angloamericano. Las tradiciones familiares de los “latinos” se encuentran con el individualismo neoliberal, el respeto a los viejos y a la sabiduría en la oralidad se chocan con el culto a la juventud y a lo nuevo y la supervaloración de la escritura.
Los hispanoamericanos que van a los Estados Unidos viven un dilema cultural y lingüístico. Su lengua es más hablada en el mundo que el Inglés, Los Ángeles es la ciudad en que el Español es más hablado en el mundo. Pero la lengua inglesa muchas veces es considerada más relevante para la inserción del hablante en el mercado. ¿El “latino” debe entregarse por completo a la cultura y a la lengua angloamericanas o mantener su identidad? El estigma que sufren en EEUU puede llevarlos a renunciar a sí mismos o a aislarse. Pero la mezcla e influencia mutuas son inevitables, y es el reconocimiento de la heterogeneidad cultural y lingüística en este contacto que puede mantener vivas las culturas.
El encuentro de pueblos implica encuentro de culturas, y el encuentro de culturas se hace con mezcla e interferencias mutuas. El catolicismo hispánico, más propicio a mezclarse con mitos y ritos de otros pueblos (en este caso, indígenas y africanos), se encuentra con el protestantismo puritano angloamericano. Las tradiciones familiares de los “latinos” se encuentran con el individualismo neoliberal, el respeto a los viejos y a la sabiduría en la oralidad se chocan con el culto a la juventud y a lo nuevo y la supervaloración de la escritura.
Los hispanoamericanos que van a los Estados Unidos viven un dilema cultural y lingüístico. Su lengua es más hablada en el mundo que el Inglés, Los Ángeles es la ciudad en que el Español es más hablado en el mundo. Pero la lengua inglesa muchas veces es considerada más relevante para la inserción del hablante en el mercado. ¿El “latino” debe entregarse por completo a la cultura y a la lengua angloamericanas o mantener su identidad? El estigma que sufren en EEUU puede llevarlos a renunciar a sí mismos o a aislarse. Pero la mezcla e influencia mutuas son inevitables, y es el reconocimiento de la heterogeneidad cultural y lingüística en este contacto que puede mantener vivas las culturas.
Hay que reconocer aún la existencia de
desafíos comunes a las dos culturas, en el mismo continente
americano, poblado por descendientes de colonias europeas y de una
mezcla étnica, como problemas en la educación, con el tráfico de
drogas, las comunicaciones, el medio ambiente, la pobreza en las
ciudades etc. El contacto y el aprendizaje mutuos pueden ayudarnos a
sumar esfuerzos en la búsqueda por soluciones.
Los
pueblos vecinos del norte y del sur del Río Bravo sufren
significativos impactos generados por las relaciones entre ellos. La
cultura hispanoamericana coexiste con la cultura angloamericana, en
una constante tensión y crisis. Pero creo que de estas crisis pueden
generarse las soluciones, los proyectos que vengan a consolidar una
coexistencia pacífica e igualitaria en que los diferentes pueblos
puedan convivir respetando las diferencias culturales. Creo que esto
es posible a través de la conciencia de que la humanidad es múltiple
y diversa. Cuando las culturas se excluyen, se hacen más pobres,
pero cuando nos mezclamos, percibimos a nosotros mismos y a los
otros.
Temática/organizción textual orientadas por el professor:
"En su obra Los principales períodos de la historia de América Latina Luis Vitale describe diversos encuentros de la región hispánica con los Estados Unidos. Desde otra perspectiva, Carlos Fuentes también nos habla, al final de su obra El espejo enterrado, de la emblemática relación con los vecinos del norte y su impacto en la cultura a ambos lados del Río Grande. A partir de esas lecturas desarrolla un texto sobre esa temática".
Comienza desde una perspectiva histórica, luego observa las relaciones dentro de la complejidad cultural (arte, economía, política, etc.) y termina haciendo tus proyecciones para el futuro de las Américas."
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